¿Por qué Leo di Caprio se murió en Titanic? – Lecciones para emprendedores

por | 12 febrero, 2022

En los más de 20 años que han transcurrido desde su estreno, los aficionados al cine -y a las polémicas- se han embarcado en múltiples discusiones y sesudos análisis que buscan establecer el porqué de la muerte del personaje de Leo di Caprio -Jack Dawson- en la película Titanic de 1997. El propio director de la cinta, James Cameron, ha debido enfrentar el cuestionamiento en más de una ocasión. Al respecto ha declarado simplemente que Jack muere «porque no cabía en la tabla».

En torno a esta misma respuesta se han desarrollado variados cálculos físicos y proyecciones 3D que señalarían que de acuerdo a la densidad y tamaño de la tabla -en realidad, una puerta- y los pesos y volúmenes estimados de Jack y Rose, en rigor el personaje de Leo sí habría cabido y en consecuencia, salvado.

Independientemente de que esta discusión pueda extenderse por varios años más, es un hecho que la decisión de la muerte de Jack por parte del director Cameron, quien es un experto en estrategias de marketing y comercialización para sus películas; no por nada Titanic fue por más de una década la película con mayor recaudación de la historia hasta que fue superada el año 2009 por otra de su factoría – Avatar-, no fue una decisión azarosa o casual, sino que un elemento fundamental del producto dispuesto para el consumo de millones de espectadores a lo largo y ancho de todo el mundo.

A partir de esa decisión podemos obtener al menos tres aprendizajes que pueden resultar relevantes para el quehacer emprendedor, los cuales paso a detallar:

Lo primero que debemos establecer es si la película Titanic es o no «la historia de un barco que se hunde» y la respuesta es claramente no. Titanic es la historia de un amor trágico que transcurre en un barco que termina hundiéndose, de la misma forma que Romeo y Julieta es la historia de un amor fatal que se desarrolla en el contexto de dos familias enfrentadas en Verona. De aquí extraemos una lección fundamental para todo emprendedor: Más importante que el producto en sí mismo -el barco más grande del mundo que termina hundiéndose en su viaje inaugural- es la historia que se cuenta en torno a él. En este caso un amor trágico entre dos personajes con características totalmente opuestas -la joven y virginal aristócrata, Rose y el buscavida que viajaba en tercera clase – Jack. Por eso, todo emprendedor debe ser capaz de construir una historia o relato en torno a su producto que cautive, pero principalmente emocione a su audiencia. Tal como dice Simon Sinek en su teoría del Círculo Dorado, las personas no compran lo que tú haces, compran el porqué tú lo haces. Y ese porqué es una historia, un propósito, una creencia.

Lo segundo que podemos extraer de esta muerte es que todo emprendedor debe superar siempre las expectativas de su audiencia e idealmente sorprenderla. Ir más allá de lo obvio, de lo esperable, de lo conocido. Para Cameron lo más fácil era agrandar un poco la tabla y que se salvaran los dos. Pero eso era lo predecible, lo que ocurre en la mayoría de las películas de amor -la pareja finalmente se queda junta-. Cameron optó por lo opuesto, dándole un giro trágico a la historia de ese naciente amor que resultaba consistente con el contexto de la película -el hundimiento del Titanic y las miles de vidas que se perdieron ese día-. Nunca sabremos si el éxito de Titanic habría sido el mismo si el director hubiera optado por un final convencional y Jack y Rose se hubieran salvado, pero podemos inferir que muy probablemente no. Que gran parte del éxito de la película se debe finalmente a que ocurre algo inesperado y sorprendente.

Finalmente, los emprendedores pueden aprender también del sacrificio de Jack que la vida y lógicamente el quehacer emprendedor siempre ofrece segundas y terceras oportunidades -ciertamente en este caso para no para Jack- pero sí para Rose, quien, a partir de esta experiencia replantea completamente su proyecto de vida, pasando de ser una joven conservadora con un futuro doméstico altamente previsible a transformarse a una mujer aventurera y audaz que recorre el mundo coleccionando nuevas experiencias. Por eso nunca hay que desmotivarse con el fracaso o muerte de un proyecto (Jack) sino que debemos ver la vida como Rose y sacar lo mejor de ese fracaso para lanzarnos en una nueva aventura emprendedora con toda la experiencia y aprendizaje que hemos ido acumulando.

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