Radiografía del Emprendedor Nacional III

por | 17 septiembre, 2020

Nuevos y renovados perfiles (No apto para tontos graves)

El Emprendedor(a) Paltomiel

Su nombre no deriva de que este tipo de emprendedor o emprendedora produzca un jarabe bueno para la tos o un remedio efectivo para el resfriado común. No.

Corresponde a que esta categoría emprendedora ha descubierto la fórmula mágica de comprar miel o paltas al por mayor (y en realidad, cualquier otro commodity) donde éstos se producen y venderlos más caros al por menor, donde éstos se consumen. Y así, ganar unos cuantos pesos.

Original fórmula extraída directamente desde los Fenicios quienes ya la ocupaban 1200 años antes de Cristo.

Obviamente que toda actividad comercial legítima es merecedora de nuestro reconocimiento y apoyo, pero si el gran y quizás único mérito creativo de estos «emprendimientos» es el nombre ingenioso o divertido que le han dado a su marca, probablemente haya un camino más lucrativo para sus gestores en la actividad publicitaria que en el emprendimiento y así, le despejen en camino a los feriantes, quienes siempre tienen la miel y las paltas más baratas.

El Emprendedor(a) Zorrón

Su habitat natural se encuentra en los patios y gimnasios de algunas de las universidades donde la mayor barrera de ingreso es la capacidad de pago del arancel; ya que las salas de clases, las pisa pocazo.

Este emprendedor(a) quien, lógicamente emprende desde la comodidad y seguridad hogareña, más que a transformar una idea en un negocio creando valor superior en un mercado (emprender), a lo que realmente aspira es a mantener su actividad universitaria (ósea, básicamente carretear), una vez que ya ha concluido su periplo, pero ahora, que le paguen por ello.

Por lo mismo, abundan entre sus creaciones, aplicaciones para compartir el auto para subir a la nieve, otras para encontrar botillerías, organizar eventos o raves, etcétera. Es decir, el sueño de todo chascón con jockey, bueno para la piscola y la pichanga.

Ahora, cuando quieren adherir a su «emprendimiento» el mote de «social», habitualmente se trata de aplicaciones para encontrar nanas y jardineros para las casas de sus amigos y parientes.

El Emprendedor(a) Post-Pandémico

Este emprendedor(a) hizo carne de su carne la idea de que todas las crisis representan oportunidades. La actual pandemia sanitaria es solo una más.

Fabricantes de mascarillas, envasadores de alcohol gel, repartidores de diversos productos a domicilio, etcétera. Todo aquello que hoy parece indispensable y nunca antes consideramos necesario.

¡Mentalidad de tiburón!

¡Claro! Pero, para los primeros mil que empezaron en marzo con el cuento. ¡No ahora!

Porque los que todavía andan postulando a fondos municipales para producir mascarillas a $4.990 cada una (porque son con tela de cobre) andan más perdidos que la mamá de Luis Miguel.

¡Las oportunidades son al principio! No cuando la cuarentena tiene menos respeto que un semáforo a las 3 AM.

El Emprendedor(a) Franja Cultural

En estos tiempos de pandemia se le encuentra habitualmente rondando los pasillos de los medios y lógicamente todas las redes sociales a su alcance, llorando porque el Estado no se hace cargo de promover la cultura entre los ciudadanos (y lógicamente en el proceso, darle pega).

Lo anterior que puede ser una preocupación que compartamos, no condiciona que muchos de estos emprendedores culturales vean solo en el Papá Fisco la única posibilidad de sacar adelante sus proyectos. Lo que los lleva a postular a cuanto fondo disponible existe (y rara vez, ganar uno) con la esperanza de llevar su arte a las masas.

No pues. La cultura no está ajena a la necesidad de convocar audiencias y concitar el interés del público.

La gente paga por acceder a todo tipo de bienes. Y la verdad, paga cualquier plata por cualquier cosa. El precio, casi nunca es relevante.

Así que: ¡A generar propuestas creativas y novedosas capaces de atraer audiencias que paguen por su consumo! y a llorar menos por la redes. Mira que si Netflix hubiera sido una idea surgida en Chile, todavía estaría esperando el apoyo del Estado para implementarse.

El Emprendedor Comegalletas

Se ve, se siente, se viste y se presenta como emprendedor, claro que la verdad, nunca ha iniciado un nuevo negocio. Lo suyo es el desarrollo de “proyectos de emprendimiento” y en eso se le va la vida. Pensando y desarrollando una idea que nunca llega a materializarse.

Por lo mismo, es ávido consumidor de de cuanto taller y/o charla de emprendimiento se ofrezca de forma gratuita. Ahí va feliz a buscar cada vez más antecedentes de cómo realizar su proyecto y a disfrutar de los coffe brakes, que, como las charlas son sin costo, habitualmente se componen solo de algunos paquetes de galletas y nescafé.

Este emprendedor está siempre buscando el momento propicio para lanzar su negocio. Momento que por supuesto, no llega nunca. Su idea de que el universo algún día se va a alinear para que él emprenda y se haga millonario es el único faro que ilumina su transitar emprendedor.

Para ser claros, las ideas de negocio (todas) son en realidad un commodity. Todo el mundo puede tener decenas de ideas. El desafío no es cómo tener una, sino, cómo transformarla en un buen negocio. Para eso, hay que lanzarse decidido a aprender haciendo y, también, dispuesto a fracasar haciendo. Pero eso no entra en la mente de este emprendedor, quien mira semanalmente el calendario de charlas disponibles y se prepara para asistir puntualmente y consumir ahí su dosis diaria de galletas.

Ver también:

Radiografía del Emprendedor Nacional I

Radiografía del Emprendedor Nacional II

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