¿Cómo podemos llegar a crear valor para nuestros clientes meta?

por | 6 julio, 2022

Emprender no es descubrir la rueda. Es descubrir ruedas que no funcionen bien (para un segmento específico de consumidores) y proponer formas de mejorarlas.

Un paradigma habitual en el micro-cosmos emprendedor es creer que para iniciar un nuevo negocio es indispensable llegar a formular ideas geniales, basadas en su originalidad y novedad.

Es cierto, originalidad y novedad son elementos relevantes para la colocación en el mercado de una nueva solución, pero no es eso lo que va a determinar finalmente su adopción por parte del segmento a la que ésta apunta. Más bien, lo anterior va a depender de si efectivamente esos elementos o atributos de novedad, que dan forma a esta nueva propuesta, permiten solucionar de forma significativamente mejor que las ya opciones existentes, el problema planteado.

Es frecuente sostener que el iPhone fue una tremenda innovación, además de un enorme éxito comercial. Y efectivamente lo ha sido. ¿Pero acaso el iPhone inventó el concepto detrás de la telefonía celular? No. El desafío de facilitar la comunicación entre personas de una forma que pudiera prescindir de las redes fijas (cables) de manera segura y privada, ya tenía solución desde principios de los 80’. Lo que hizo el iPhone fue proponer una solución que hacía de la experiencia de comunicarse a través de un teléfono móvil algo mucho más satisfactorio y completo que lo que ofrecían los dispositivos de la época, los que a su vez lo hacían mejor que los celulares de las primeras generaciones (tenían baterías más pequeñas, permitían el intercambio de mensajes de texto, algunos contenían sencillos juegos, etc.) 

Éstos, a su vez, mejoraron la experiencia previa de comunicarse mediante un teléfono fijo discado, el que a su vez resultaba mejor que los teléfonos fijos que, anteriormente, sólo permitían la comunicación mediante la intermediación de una operadora, lo cual de todas formas era una mejor experiencia que la comunicación vía telégrafo, el cual era más rápido que el envío de cartas escritas a mano sobre papel, y así, hasta llegar a las pinturas rupestres que encontramos en las cuevas de Altamira, una de las primeras expresiones que da cuenta de la necesidad humana de registrar acontecimientos de su vida y comunicarlos a otros. Lo que a su vez es exactamente lo mismo que hacemos hoy en día, por ejemplo, a través de Instagram.

Es por eso que sostenemos que para emprender (contrariando lo que muchas veces es la creencia popular) lo  más relevante no es la idea de solución (entendida como el producto o servicio que se pretende implementar), sino el problema que se aspira a resolver. 

Las ideas, como lo señalé en Emprendimiento: Demoliendo Mitos, publicado el 2018, son básicamente un commodity. Todo el mundo puede tener ideas. Buenas y malas. Lo importante nunca va a ser tu idea, sino la capacidad que tengas o puedas llegar a desarrollar, para implementarla, transformándola en un Gran Negocio.  

Por lo mismo, una de las claves para el desarrollo de un proyecto comercial es, luego de descubierto y comprendido el problema que afecta a un segmento de consumidores, analizar cuáles son las alternativas disponibles que hoy aspirar a solucionar o ya están solucionando ese mismo problema presente en un determinado mercado e identificar ahí, un segmento que no esté del todo satisfecho con las alternativas a su alcance y de esa manera explorar las oportunidades disponibles para distinguirte de esas soluciones. 

Es decir, mediante la oferta de cuáles beneficios diferenciadores para ese segmento específico de consumidores, se podría hacer mejor, más atractiva, más económica, más funcional, más simple, más eficiente, etcétera, una nueva (o mejorada) solución para ese mismo problema.

La base de todo negocio que aspire a ser exitoso, incluso para las empresas ya establecidas, es la Diferenciación y el Posicionamiento de su solución. La relación entre ambos conceptos se conoce como la Propuesta de Valor.

Si tu Propuesta de Valor no logra desmarcarse de las de la competencia, pues entonces debes concentrar todos tus esfuerzos en re-diseñarla, hasta encontrar espacios nuevos y únicos donde tu solución pueda distinguirse significativamente de las otras disponibles para los potenciales clientes.

Una manera sencilla de entender el concepto Propuesta de Valor es pensarlo como “la razón por la cual alguien debiera preferirte”. Los consumidores en sociedades como la nuestra, moderna y capitalista tienen muchísimas opciones para satisfacer cada una de sus necesidades. Un supermercado grande hoy puede manejar entre 50 mil y 70 mil productos distintos en sus góndolas. Por lo tanto, el trabajo más importante para todo emprendedor es ofrecer a los consumidores una excelente razón para que lo elijan.

Comprender lo anterior es determinante al momento que te plantees la posibilidad de iniciar un emprendimiento y te estés enfrascando en el cuestionamiento de que no se te ocurre nada completamente nuevo para desarrollar. Anda y mira lo que hoy se ofrece y se está consumiendo en los más diversos contextos y explora simplemente una forma de hacerlo mucho mejor para un segmento específico de clientes que hoy no se encuentra completamente satisfecho con las soluciones a su alcance en el mercado.

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