Desde hace más de treinta años que el común de las empresas ha ido adoptando modelos de gestión basados, cada vez menos, en una supervisión y jerarquías verticales y orientándose hacia la conformación de equipos de trabajos con responsabilidades compartidas y liderazgos adaptables a las metas y objetivos a cumplir.
Ahora bien, ¿qué es lo que distingue a un equipo de trabajo de un equipo de alto desempeño?
En primer lugar, los equipos de trabajo habitualmente están organizados para el cumplimiento de tareas específicas, las cuales generalmente son necesidades en tiempo presente para la organización.
Muchas veces se trata de los grupos conformados al interior de cada área para el ejercicio de una función concreta, por ejemplo: “Control y seguimiento de cotizaciones” y otras veces son equipos integrados por representantes de distintas áreas de la organización destinados a tareas tales como “Coordinación de Operaciones”.
Los Equipos de Alto Desempeño, por otra parte, van un paso más allá. Si bien, naturalmente trabajan con metas y objetivos, generalmente no se conforman para el alcance de un fin específico o la satisfacción de una necesidad actual, sino para el ejercicio de ciertas funciones, de cuyo resultado positivo, puede depender el desempeño general de la organización en un futuro cercano.
Para que se pueda construir un equipo de alto desempeño se debe crear un ambiente de confianza, liderazgo, buena comunicación, un claro entendimiento del objetivo a lograr y la participación de cada miembro tratando de aprovechar al máximo sus fortalezas. Así, los equipos de alto desempeño, habitualmente:
- Tienen miembros interdependientes.
- Procuran que sus miembros trabajen de forma más eficiente juntos que solos.
- Funcionan tan bien que generan su propio magnetismo. No siempre tienen el mismo líder.
- Tienen miembros que apoyan al líder y viceversa.
- Tienen un alto nivel de confianza entre sus miembros.
El reto principal para la conformación de equipos de alto desempeño es encontrar la forma de lograr: Interdependencia, eficiencia, magnetismo, responsabilidad compartida, apoyo mutuo y confianza entre las tareas y los miembros del equipo.
Los equipos de alto desempeño no necesariamente trabajan más, ni son más inteligentes que los demás, la principal diferencia consiste en que pueden organizarse para trabajar y entregar resultados excepcionales, basado en la suma de sus fortalezas y en sus capacidades de organización interna.