¿Es Linkedin una Red Social Profesional?

por | 5 enero, 2018

Hace uno o dos días apareció en mi feed de dicha red, la re-publicación del posteo de una chica, que narraba cándidamente una fallida postulación a un empleo, el cual declaraba, era de su mayor interés.

A renglón seguido, muy en el tono de esta red (autoayuda), alentaba a otros en igual situación, a no perder la esperanza, a mirar el rechazo como algo positivo y a esperar optimistas el llamado, que algún día, ha de venir.

Hasta ahí, nada extraño, más bien, todo lo contario. Un post más lleno de optimismo y energía para todos aquellos desempleados, usuarios frecuentes del sitio.

El tema es que esta chica señalaba que aquel empleo soñado (el cual le había sido negado) era en una “agencia”, que asumí, sería de publicidad. Y resulta que en su post de dos párrafos, uno para contar la historia y el otro para inyectar optimismo, habían, a lo menos, 14 faltas de ortografía. La mayoría, ausencia de tildes, una omisión de una “h” y algún cambio de “s” por “c”.

¡Catorce!

Luego de leerlo, dudé por algunos minutos si le hacía presente, vía comentario, lo anterior. Que a mi entender, no era despreciable, especialmente en el caso de quien busca trabajo en publicidad.

Finalmente lo hice, y en el tono más cordial que me fue posible le comenté: “XX, tienes catorce faltas de ortografía en tu post. Si estás buscando trabajo en publicidad, ojo con eso”.

Como mi interés no era exponer públicamente su desprolijidad, sino sinceramente, colaborarle en su proceso de búsqueda de empleo y sabiendo que Linkedin reenvía, a través de un correo al autor, los comentarios realizados en cada post; luego de publicado, lo borré al poco rato. Vale aclarar, que como se trataba de una re-publicación, al no estar esta chica dentro de mis contactos, no me resultaba posible enviarle un mensaje directo.

Pero hubo otra razón, además de la anterior, que me impulsó a eliminar rápidamente el comentario. Ésta fue, el evitarme el trolleo que tantas veces he visto en dicha red, a comentarios similares en forma y fondo al mío, de parte de otros miembros. Del tipo: “Cómo tan mala onda de fijarse en eso”; “No te preocupes XX, tú sigue adelante” o por último: “Qué te pasa, viejo amargado”.

Lo anterior no es sino la manifestación del carácter último, no tan sólo de esta red social, sino que, de todas las otras. Éste es que toda red social se usa con el fin casi único de mostrarnos –ósea, ser vistos- buscando así, reafirmación de nuestra identidad y propósito, lo cual se traduce, también, en apoyo.

Así de simple. Una red social entonces, no podría tener apellido, ya que ésta no se define por sus contenidos, ni tampoco, por sus formas de uso, luego que todas se utilizarían para lo mismo. Mostrarnos y ser vistos.

Desde luego hay diferencias entre unas y otras. Pero la diferencia no está en el objetivo de la red, sino en el perfil de usuarios. Y esto está determinado, muchas veces por la tecnología, la accesibilidad o costumbre. Así, por ejemplo, tal como Facebook se va a ir convirtiendo progresivamente en la red social de la tercera edad, Linkedin es, básicamente, la red social de los cesantes. Quien quiera cuestionar lo anterior y haya sido, tanto trabajando, como sin empleo, usuario de Linkedin; siendo sincero, reconocerá claramente las diferencias de tiempo dedicado a participar de la red en una y otra condición.

Y claro, si ésta es la red social de los cesantes, se estimulará luego, la participación en ella, de todos los agentes del mercado interesados en contactarse con esa audiencia.

Si quisiéramos sostener que las redes sociales son distintas entre sí, de la manera en que diferentes herramientas se definen por su uso, como un martillo, que se utiliza para clavar, difiere de un serrucho, que se usa para cortar madera, deberíamos ser capaces de establecer usos claramente distintivos para una red social y otra. Y la verdad es que éstas se usan, prácticamente con casi un único fin, el ya señalado. Mostrarse y ser visto. Ante diferentes audiencias, quizás, pero siempre, para mostrarse y ser visto.

Por supuesto, habrá quienes sostengan que no, que esto no es así, que: “yo uso determinada red social para con este objetivo y la otra para otro” y argumentos similares. Todo muy racional, todo muy coherente. Pero todos aquellos que hemos trabajado en publicidad, en investigación etnográfica, de comportamiento o consumo, y estamos familiarizados con el concepto “insight”, sabemos que puede haber una distancia muy grande entre lo que las personas dicen o hacen y lo que efectivamente piensan, creen o sienten.

Por lo tanto, descartando también, las declaraciones estruendosas de quienes asegurarán, por sus vidas, que usan las redes sociales con los más diversos y nobles fines, reafirmamos la tesis que todas las redes sociales son finalmente sólo una gran red, con el fin, casi único, de mostrarse.

La idea inicial que ofrecieron las redes sociales, que éstas operarían, en gran medida, como una ventana, desde la cual podríamos asomarnos al mundo, resultó falaz, ya que éstas se comportan, no tanto como una ventana, sino más bien como un espejo, donde, junto con reflejarme yo, mi mayor anhelo, es que detrás de mi nuca hayan otros cientos, ojalá miles, de ojos viéndome.

El costo, claro, para que me vean, es yo tener que ver también a otros. Pero ese es el costo, no el fin.

Si no fuera así, el mayor esfuerzo y anhelo entonces, de casi todos los participantes de las redes sociales sería seguir al mayor número de otros y conocer de esa forma, sus actividades, opiniones, intereses, etc. Y asumo que todos sabemos que es exactamente lo contrario.

Respondiendo finalmente la pregunta inicial, si es Linkedin una red social profesional, la respuesta es clara: No. Es una red social, a secas. Como todas.

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