Emprende Day: Por un puesto más en la mesa

por | 7 octubre, 2018

Hoy tenemos el privilegio de vivir en una época de grandes transformaciones, de quiebres de paradigmas y de profundos cambios sociales, ante cuyas consecuencias o resultados solo podemos estar optimistas y expectantes.

El mundo de los negocios o del quehacer empresarial evidentemente no puede estar ajeno a lo anterior. Es más, debiese, en una sociedad donde el rol de capitalismo se encuentra tan arraigado como en la nuestra, estar mandatado a ser un protagonista de dichos cambios.

Y probablemente lo está siendo. Pero no necesariamente desde la perspectiva y práctica de las élites tradicionales, en cuyos encuentros en Casa de Piedra u hoteles del barrio alto muchas veces pueden reconocer su necesidad de incorporar estas nuevas tendencias sociales a su quehacer, fundamentalmente con la finalidad de no alejarse de los intereses y prácticas de sus segmentos meta y así, no perder participación de mercado.

No. Todo indica que los cambios profundos están gestándose en lugares ajenos a los puntos de encuentro, donde -en gran medida- se han establecido las formas y condiciones para nuestro desempeño económico. Hasta ahora.

Hoy, actores que tradicionalmente han estado ajenos a las instancias de decisión, que no son otras que las del ejercicio del poder, ya sea por su condición económica, educacional y/o cultural, han encontrado detrás del concepto «emprender» la posibilidad cierta de acortar las brechas y si bien no necesariamente (todavía) participar de forma relevante de los círculos de negocios tradicionales, crear los propios. Los cuales, hacia adelante, solo podrán ir validándose y ampliándose hasta intersectar dichos grupos, determinados fundamentalmente por el colegio donde estudiaste o el lugar donde se pasan las vacaciones.

Círculos que hoy, no tan solo son lejanos a nuevos rostros y nuevos orígenes, sino también, particularmente ajenos al quehacer emprendedor e innovador femenino, el cual ha debido también crear sus propias instancias de interacción y de construcción de redes, para poder dar espacio a este 51% de nuestra población que no ha disfrutado, de forma evidente, de las mismas posibilidades de desarrollo y expresión que el otro 49%.

Emprende Day es claramente una iniciativa que da cuenta de la creación de estos nuevos grupos en torno al hacer negocios y desarrollar empresas, generando las condiciones iniciales (transferencia de contenidos relevantes y acceso a networking) para que así, lo que tradicionalmente hemos conocido como el «Mundo de los negocios» vaya ampliando sus fronteras y finalmente incorpore a nuevos actores en la forma de nuevas generaciones, pero fundamentalmente de nuevas mentalidades.

Mentalidades que ya no aspiran a que su destino, porvenir y principalmente, su potencial de progreso económico esté determinado (y por que no decirlo, también limitado) por la voluntad de otros que ven este fenómeno con distancia y muchas veces también, con condescendencia.

Hoy probablemente el concepto «emprendimiento» está resultando más democrático e integrador que una serie de experiencias y promesas ideológicas del pasado. Un concepto que promueve y facilita no tan solo una incipiente movilidad social, sino también, que el desempeño de la mujer adquiera un protagonismo claramente más homogéneo y reconocible, que lo que ha tenido hasta ahora.

Eventos como este primer Emprende Day, realizado el 5 y 6 de octubre de este año, están permitiendo que todos aquellos que hoy sueñan con trazar su propio destino, ajenos a su condición económica de origen, a su status educacional, a su género y hoy, en el Chile actual, también a su raza y nacionalidad (elementos todos ellos que, seamos francos, en el mundo de los negocios tradicionales de nuestro país, resultan regularmente en barreras e impedimentos) encuentren apoyo, inspiración y contenidos de valor que les permitan que esos sueños adquieran mayores probabilidades, primero de realización (y de ahí las dinámicas de apoyo e inspiración) y luego de éxito, para lo cual la transmisión de conocimientos formales y experiencias reales, resulta fundamental.

Esta primera versión del Emprende Day fue un proyecto surgido a partir de la iniciativa de Cristian Bastías, un emprendedor con una trayectoria exitosa vinculada al mundo de las nuevas tecnologías, quien asumió el desafío de convocar voluntades, construir un sentido de misión y propósito y, fundamentalmente, de gestionar el proyecto hasta su realización efectiva junto a todo su equipo de colaboradores y el apoyo de una serie de empresas auspiciadoras.

Como toda primera versión, ésta supone una serie de posibilidades de mejora, las que surgirán justamente a partir de la observación, análisis y evaluación de este primer desempeño (una mayor claridad en la propuesta temática por jornada y en la estructura de relación charlas/workshops, aparecen inicialmente a modo de sugerencia) pero el profundo alcance de sus resultados y fundamentalmente, el significativo impacto de la propuesta supera ampliamente estos ripios iniciales que, no cabe duda, se irán puliendo en versiones futuras.

Porque más allá del proyecto en si mismo (reunir en un mismo lugar, concentrando en dos días cerca de 50 speakers aportando contenido y realizando actividades relevantes para una audiencia de nuevos o futuros emprendedores) sus alcances, en términos de una correcta lectura de los procesos de transformación social, generacional y valóricos en curso, hacen de Emprende Day un aporte fundamental para darle forma, espacio y voz a estos nuevos participantes del mundo empresarial y de los negocios que, con toda seguridad, antes de una generación van a estar ocupando nuevos puestos en la mesa de los círculos de decisión y poder, que hasta hoy ha sido integrada, básicamente, por los mismos de siempre.

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